lunes, 31 de mayo de 2010

Una raíz real del pensamiento gerencial emergente.

El pensamiento gerencial (y básicamente todo el pensamiento) del siglo XX estuvo signado por la filosofía de la generación del capital. Prácticamente todas las corrientes filosóficas del período alimentaron las bases del desarrollo capitalista. Los poderosos argumentos neo-positivistas, existencialistas, modernos y post-modernos nos enseñaron a “funcionar” alineados al desarrollo de artículos y servicios que generaran recursos, de una manera desproporcionada, incompatible con el planeta, degenerativa, secuencial y especializada. El desarrollo tecnológico desproporcionado fue una de las mayores fuentes de poder para el capitalismo. Divorciado de su “razón social”, sirvió (y aun lo hace) como una mercancía de alto consumo, en función de la cual, la población con menos oportunidad de acceso realizó (y aun lo hace) enormes sacrificios en asuntos básicos, para obtener.

El hombre asumió como sujeto social, la “necesidad” de la posesión de estas herramientas; sin embargo, fue una acción más para generar aceptación y estatus que para dominar recursos que le proporcionaran calidad de vida. Las increíbles innovaciones y el avasallante movimiento de información, en su mayoría, no contaron con el tiempo de asimilación necesario para el individuo, lo cual ha resultado un hecho marcado en la actualidad. Es así como presenciamos personas con equipos móviles y servicios de red pobremente explotados, en comparación con las posibilidades de estos avances.

Esta situación (líquida en términos de Baugman) se convierte en un enorme reto para el gerente: ¿Cómo “sobrevivir” es este mar picado de torbellinos de tecnología e información a tasa de cambio instantáneos? Ésta y todas las preguntas en este orden ha llevado a que surja el llamado “pensamiento gerencial emergente” como una forma de brindar estrategias pertinentes para las empresas e instituciones antes las oleadas de cambios. A pesar de lo incipiente de la estructura de pensamiento en el marco gerencial, podríamos destacar lo siguiente:

- Esta vía de pensamiento debe estar enmarcada en el paradigma de la complejidad, para que sea capaz de considerar la multiplicidad de elementos intervinientes en la rápida toma de decisiones.
- El manejo de la información debe darse de algún modo, con mayor integralidad, para considerar de mejor manera, los aspectos inherentes a las posibles consecuencias de una decisión en lo económico, político, social, ambiental, laboral, etc.

Estas premisas y condiciones que debe cumplir este modelo de pensamiento emergente traduce en su ejecución y conformación, grandes limitaciones basadas en las estrategias de enseñanza-aprendizaje, manejo de información y condiciones de vida dictaminadas por las corrientes filosóficas capitalistas del siglo XX. A pesar de que la crisis del pensamiento haya surgido por la incapacidad de proporcionar respuestas económicas antes la avalancha de información y tecnología, transformada en competitividad empresarial, debemos entender la función compleja, integral, sustentable y social de la gerencia del siglo XXI, más aun ante la debacle financiera del modelo capitalista. La consideración de los conceptos ambientales, la responsabilidad social, la flexibilidad ante el flujo de avances tecnológicos, la precisión en el manejo de la información, la robustez moral de la gerencia, deben ser piezas fundamentales en la estructura del nuevo pensamiento gerencial que emerge.


Engel Salazar Aguirre
Mayo de 2010.

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